viernes, 14 de febrero de 2014

besos eléctricos

He encontrado en un blog esta curiosa noticia.

El otro día me sucedió un caso curioso, algo que jamás me había pasado. Es un fenómeno que al principio me extrañó, por lo que he buscado información. Bueno, os voy a relatar lo que pasó. Subía yo por unas escaleras mecánicas de un centro comercial, del cual no diré el nombre para no hacer publicidad. En mitad de dichas escaleras, mi pareja y yo nos dimos un beso y nos apartamos con una expresión de incomprensión en el rostro mientras nos llevábamos los dedos al labio superior. Habíamos sentido los dos a la vez un pinchazo en el labio, ella pensó que la había pinchado con los pelos de la cara y yo, que ella tendría una herida en el labio. Al mirarnos extrañados le pregunté que qué había pasado y me contestó que le había pinchado, no podía ser, no los dos a la vez. Habíamos sentido un pequeño corrientazo que nos dejó una sensación de picor y medio quemazón en el labio. No dejábamos de pasar la lengua por el labio debido a la molesta sensación. Llegamos a la conclusión de que había sido electricidad, estática seguramente. Tardamos un poco en darnos el siguiente beso por si las moscas. Debido a este curioso fenómeno, decidí informarme de si esto era posible y encontré un caso que sucede en el Empire State Building. Encontré otras curiosidades sobre como provocarlo y distintas intensidades. Es curioso como los cuerpos humanos son capaces de crear y transmitir electricidad estática. Parece que sí se puede crear y suceder un beso eléctrico, así que para todo aquel que tenga la oportunidad, debería probarlo, es una sensación extraña. Al final si va a ser cierto eso de que hay besos que te hacen sentir chispas.

Historia de los "besos eléctricos":

El Conde de Moschenbroeck tomó una botella y la llenó de agua. Dentro de la botella puso un conductor (hierro) y en el otro extremo comenzó a generar electricidad con una bola de cristal que puso a rotar (la fricción separa cargas). Andreas, ayudante del Conde, tenía la botella de agua en la mano, y cuando el conde generó electricidad rotando el cristal, se produjo un "fuego eléctrico" hacia la mano de Andreas, es decir, un rayo.
El experimento se popularizó, llegando incluso a tener aplicaciones insólitas como la del Niño Pordiosero de Leipsith (Alemania) que fue atado con cintas de seda (material aislante) y sobre él se aplicaron descargas eléctricas para conocer la magnitud del fenómeno. También idearon un experimento llamado el Beso Eléctrico. Se aplicaba electricidad a una mujer parada sobre un banquillo, con lo que quedaba cargada eléctricamente. Si un muchacho le daba un beso, el dolor era terrible, teniendo en cuenta que los labios son partes muy sensibles del cuerpo humano.
 



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